En el Monasterio de Guadalupe se conserva una preciosa tabla, prácticamente desconocida, que representa la escena del Bautismo de Cristo, y realizada por un maestro anónimo, que debió realizarla en las primeras décadas del siglo XVI, y que por las trazas demuestra ser obra de un pintor importante, que debía conocer el modelo de este tipo de representaciones, que suele considerarse que parte de la obra del pintor Gerard David.
A pesar de ello, el autor hace un trabajo muy original, en donde destaca en primer término el cuerpo semidesnudo de Cristo, de piel muy blanca, contrastando con la pose casi reverencial del Bautista, que lleva un manto rojo, como otra nota de color, mientras que el resto de sus vestidos, su piel incluso, así como el paisaje del fondo están realizados en tonos más apagados, probablemente más apagados por efecto del tiempo y seguramente una restauración les devolvería parte de su luminosidad, si bien seguirían destacando ese color blanco de Cristo y el rojo del citado manto.
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