El Museo del Prado posee una pequeña tabla (48 x 38 cms) atribuída por Matías Díaz Padrón al Maestro del Papagayo, un anónimo pinor activo en la primera mitad del siglo XVI, que representa la muerte de Lucrecia, provocada por sí misma en presencia de su padre y su esposo, tras ser violada por Tarquinio, hijo del rey de Roma, cuya muerte vengaría su primo Bruto y con ello Roma daría paso de la Monarquía a la República.
La dramática escena ha sido representada de distintas maneras a lo largo de los siglos, a veces en compañía del resto de asistentes a la misma, pero en esta ocasión el pequeño cuadro del Prado nos muestra solamente la figura de Lucrecia, de medio cuerpo, en el momento de clavarse el puñal.
El Maestro del Papagayo recibe ese nombre a partir de un cuadro que representa a la Virgen con el Niño sosteniendo y jugueteando con un papagayo, y a partir de esa obra, se han reunido un conjunto de piezas a partir de las cuales se ha intentado definir su estilo, y aunque sería necesario llevar a cabo una revisión de ese grupo de cuadros, lo cierto es que este anónimo pintor es un artista bastante interesanteo pero no genial, bien lejos de las grandes figuras de la primera mitad del siglo XVI, lo que no obsta para que se le preste la atención debida como a tantos otros de similar relieve.
Su producción debió ser bastante abundante, en parte pensada para la exportación, razón por la cual en España se conservan unas cuantas obras atribuídas a su mano o a su entorno, entre las cuales esta pintura del Prado es una de las más destacables, tanto por su calidad como por el hecho de no referirse a un asunto religioso sino histórico o histórico-mitológico, como se prefiera.
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