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En ocasiones, sin embargo, sí se pueden agrupar conjuntos de pinturas que, por razones de estilo, parece razonable suponer que salieron de una misma mano, o taller, y esto ha dado lugar a la asignación de nombres para tales pintores, cuyos nombres, se desconocen, a la espera de poder encontrar algun día algun documento o cuadro firmado, que los saque de ese anonimato.
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A tales pintores anónimos se les suele atribuir el nombre genérico de "Maestro", acompañado de algun calificativo que sirva de tarjeta de identidad provisional, para singulariar su trabajo ante historiadores, profesionales del Arte, o simples amantes del arte antiguo.
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Es el caso, entre otros muchos, del llamado "MAESTRO DEL PAPAGAYO", un hasta ahora pintor anónimo de la primera mitad del siglo XVI y activo en Amberes, que recibió ese nombre, a partir de la representación de un papagayo en una interesante pintura suya conservada en la actualidad en el Museo de San Diego (USA).
La Virgen con el Niño - Cornelis Bezalaere (Maestro del Papagayo).
Museo de San Diego
Durante muchos años esta Virgen con el Niño ha servido de referente para que los historiadores, por razones de estilo, la hayan relacionado con un número importante de obras llegades a nuestros días que, por razones estilísticas, tuvieran su mismo origen. Actualmente el número de obras adscritas al anónimo Maestro del Papagayo son muchas, si bien distintos autores convienen en afirmar que sería necesario (no solo respecto de este autor) revisar el conjunto, pues es demasiado heterogéneo y, por tanto, imposible que haya sido producto del trabajo de este pintor o de su taller.
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Aún sin resolver esta cuestión, hace solamente dos días, se ha subastado en París (Hotel Drouot - Vente Rieunier - Muizion) una pequeña y bonita pintura, necesitada de restauración, que se ha atribuído con criterios bastante convincentes al anónimo Maestro del Papagayo, aunque se da la circunstancia de que esta tablilla se encuentra firmada y fechada al pie y, a pesar de haber perdido parte del borde inferior y algunas cifras y letras, permite leer con bastante facilidad el nombre del autor, porque a continuación del mismo añade la palabra "FECIT", así como la fecha, que pudiera ser 1542 o 1547.
La Virgen con el Niño. Subasta Drouot. Paris (11-12-2017)
El nombre de este nuevo autor era CORNELIS BEZALAERE, un pintor que està identificado como Maestro en los libros de la cofradía de pintores de Amberes en el año 1523, aunque hasta esta fecha era uno más de los autores de los que no se conocía relación con obra alguna conservada.
Del Maestro del Papagayo, ahora Cornelis Bezalaere, se conservan en España un número significativo de pinturas, de interès desigual, como es por otro lado cosa frecuente, algunas de las cuales se encuentran expuestas al público (Madrid, Bilbao, Sevilla...) y otras son de propiedad particular.
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A continuación reproducimos algunas de las obras conservadas en museos españoles: La primera es una Sagrada Familia, perteneciente al Museo de Bellas Artes de Sevilla que, como las pinturas de San Diego y París presenta como base y frente una mesa-bodegón, típica de la forma de trabajar de Cornelis Bezalaere. Es una obra muy interesante y de notable calidad como puede apreciarse en el detalle, aun no tratándose de uno de los maestros principales de su época.
La Sagrada Familia. Museo de Bellas Artes de Sevilla
Con menores pretensiones pero, aún así, obra interesante es, la pequeña tabla de la Virgen con el Niño y un racimo de uva, del Museo de Bellas Artes de Bilbao, cuya relación con la tabla sevillana es más que evidente. se trata de una obra popia de un ámbito devocional doméstico, de ahí su aspecto amable y agradable, sobre la base de un modelo frecuentemente reproducido.
La Virgen con el Niño. Museo de Bellas Artes de Bilbao
Como es natural, es el Museo del Prado es, la institución pública española que conserva un mayor número de cuadros del recién descubierto Cornelis Bezalaere. Se trata de tres obras de temàtica distinta, todas muy interesantes. La primera es una tabla que representa a San Pablo en un interior, sentado, escribiendo, sujetando con su brazo y mano izquierdo, a la vez, el cuaderno manuscrito abierto sobre el que escribe, y también la espada, símbolo o atributo con que se le suele representar. No son menos interesantes los libros situados sobre la mesa, pero quizá el detalle más atractivo sea el búcaro de cristal con flores, sobre el mueble apoyado contra la pared, como puede verse en fotografia del fragmento, a continuación de la general.
San Pablo escribiendo. Museo del Prado
La segunda pintura es una representación de La muerte de Lucrecia, una tabla de pequeño tamaño magníficamente estudiada hace muchos años por Matías Díaz Padrón, en uno de los primeros boletines del Museo del Prado, cuadro de gran singularidad en la producción de nuestro autor.
La muerte de Lucrecia. Museo del Prado
La tercera pintura representa a la Virgen amamantando al Niño, cuadro de gran atractivo e importància en el conjunto del catalogo de Cornelis Bezzalaere, si lo comparamos con el cuadro del Museo de San Diego, que es un referente excelente de la calidad de este pintor. Cierto es que se trata de un concepto de obra distinta, en el que el punto de atención del espectador se centra en la doble figura de la madre y el hijo y no en el mobiliario y la decoración de la estancia en donde se desarrolla la escena; pero la excelencia del trabajo no es menor en ninguno de los dos cuadros.
La Virgen amamantando al Niño. Museo del Prado
En el reciente Catalogo de las tablas flamencas del Museo Lázaro Galdiano, de Madrid, se ha atribuido una tabla, anteriormente tenida por anónima, a este ya antiguo Maestro del Papagayo, que representa a la Sagrada Familia. Es la que figura a continuación:
La Sagrada Familia. Museo Lázaro Galdiano. Madrid
A modo de recapitulación, respecto de la serie de pinturas que acabamos de reproducir, parece derivarse por mera comparación entre todas ellas, que la tabla de San Diego y la Virgen con el Niño del Prado tienen una calidez y una finura en su ejecución, que no encontramos en el resto de tablas, lo cual no significa absolutamente nada, porque en la trayectoria de un artista se puede pasar por etapas bien diversas, pero parece un detalle a tener en cuenta, puestos a afinar acerca de la verdadera autoría de todas estas obras.