domingo, 18 de noviembre de 2012

Retrato de Leonor de Austria, de Joos van Cleve, en el Museo Lázaro Galdiano

El Museo Lázaro Galdiano conserva entre su colección de primitivos flamencos un retrato de Leonor de Austria, reina de Portugal y de Francia, y hermana del emperador Carlos V, atribuido al pintor Joos van Cleve. La tabla (35,3 x 26,3 cms.) es obra de bastante calidad y una más entre los varios ejemplares conocidos actualmente sobre un modelo pintado por Van Cleve, del que seguramente más de uno son de este mismo pintor, dada la importancia del personaje y la necesidad de dotar de sus retratos distintas colecciones reales europeas de la época.



Ficha técnica en el Museo: http://www.flg.es/ficha.asp?ID=3019

La Virgen de los Carmelitas, de un maestro anónimo, en el Museo Lázaro Galdiano

El Museo Lázaro Galdiano de Madrid posee una bella tabla )9 x 52,5 cms), de autor anónimo, que puede datarse en el paso del siglo XV al XVI, denominada La Virgen de los Carnelitas, por figurar en el centro y como motivo principal una imagen de la Virgen María, ante la cual vemos arrodillados a tres frailes carmelitas.

Es una obra de notable calidad, que algunos autores consideran como obra próxima al anónimo pintor de finales del siglo XV conocido como Maestro de Santa Gúdula, del que el Museo Thyssen de Madrid posee una interesante tabla, pero no hay una total unanimidad de criterio al respecto, por lo que es más prudente seguir manteniéndola sin una clara adscripción.

En realidad la escena reproduce la visión de Santa Emerenciana, que es la mujer que figura al pie de la tabla, arrodillada y con los brazos tocando el suelo, quien pidió a Dios ayuda en un momento de grave conflicto personal, y le fue revelado que de su estirpe nacería el Salvador. Por esa razón de ella brota un tronco, sobre el que se encuentra la Virgen, y sobre ésta el Niño Jesús portando la Cruz.

Conviene señalar que la figura de Santa Emerenciana es muy similar a un modelo que encontramos en una tabla de Dirk Bouts, que representa la Cena en casa de Simón, en donde la Magdalena lava los pies de Cristo, y su figura es casi idéntica a la de nuestra santa actual.

Ficha en el catálogo del Museo: http://www.flg.es/ficha.asp?ID=3043







Virgen con el Niño, de Ambrosio Benson, en el Lázaro Galdiano

En la colección de primitivos flamencos del Museo Lázaro Galdiano de Madrid existe una tabla (44,5 x 34,8 cms.) atribuida al pintor Ambrosio Benson, que representa a la Virgen con el Niño, sobre un fondo dorado. Al parecer la composición está inspirada en modelos del pintor Gerard David, que utilizó estos mismos fondos en algunas de sus obras consideradas de su última época.

De algún modo con este criterio se vuelve a los antiguos fondos dorados de la pintura gótica italiana de finales del siglo XIII, XIV y XV, que también fue práctica habitual en otros lugares de Europa y, por supuesto, en la pintura peninsular. La tabla es una obra de calidad notable y está en la línea de la estela del estilo creado por Gerard David, de quien Ambrosio Benson fue fiel continuador, y de quien en España se conserva un número importante de obras, que demuestran que no solo imitó a David, sino que desarrolló un estilo propio con el que consiguió muy notables resultados.

Ficha en el Museo Lázaro Galdiano: http://www.flg.es/ficha.asp?ID=3037



La Virgen con el Niño y San Bernardo, de Michel Sittow, en el Museo Lázaro Galdiano

El Museo Lázaro Galdiano de Madrid conserva una pequeña tablilla (18 x 13,5 cms), que representa a la Virgen con el Niño, y San Bernardo arrodillado ante ellos en actitud de oración. Atribuída en el catálogo del Museo a Michel Sittow, que a finales del siglo XV fue durante unos años pintor de cámara de la reina Isabel de Castilla, es seguramente en estos momentos la única obra conservada en la Península Ibérica de este notable pintor, que destacó como retratista, y cuyo catálogo de obras a él atribuídas en la actualidad es muy escaso.

Ficha de esta tablilla en el Museo Lázaro Galdiano: http://www.flg.es/ficha.asp?ID=3009


La Virgen de la leche, de Isenbrandt, en el Lázaro Galdiano de Madrid

En la colección de pintura flamenca del Museo Lázaro Galdiano de Madrid, existe  una pequeña tablilla (28 x 21 cms), atribuida al pintor Adrián Isenbrant (o Isenbrandt), que representa a la Virgen dando de amamantar al Niño, pintada en las primeras décadas del siglo XVI. Se trata de una tablilla de devoción, para algún particular, muy delicada en cuanto a su composición, y que muestra las calidades y los matices del estilo de Isenbrandt.

Ficha técnica de esta pintura en el Museo Lázaro Galdiano: http://www.flg.es/ficha.asp?ID=2683


Una Visión de Tondal, de un imitador del Bosco, en Madrid

En la importante colección de primitivos flamencos del Museo Lázaro Galdiano de Madrid, existe una tabla (54 x 72 cms) que representa la Visión de Tondal. Se trata de la historia del caballero Tondal, cuya alma abandona su cuerpo durante un sueño fugaz, pero al volver, completamente distinto, escuchará las voces de quienes le han acompañado en su breve viaje, y recordará las imágenes que ha contemplado.

La tabla está atribuida a un pintor anónimo, imitador del estilo de El Bosco, y fechada en las primeras décadas del siglo XVI. Es una obra bastante interesante, bien compuesta, pero no tiene la calidad ni muestra la imaginación del maestro del que se supone que halló este pintor su inspiración, a pesar de lo cual tiene su interés como testimonio de la continuación de un estilo irrepetible, que solo El Bosco pudo colocar en un primer plano.


Una Crucifixión, del entorno de Patinir, en Madrid

En una colección particular de Madrid existe una pequeña tablilla que representa la Crucifixión de Cristo en el Gólgota, enmarcada junto a un amplio paisaje de fondo en su parte izquierda, que se atribuye a un anónimo pintor del entorno de Patinir, y se data a comienzos del siglo XVI.




Forma parte de una exposición sobre Paisaje flamenco del siglo XVI que se celebra en el otoño-invierno de 2012-2013 en el Museo de Bellas Artes de la ciudad francesa de Lille.

La Virgen de la sopa, del entorno de Gerard David, en Sevilla

El Museo de Bellas Artes de Sevilla conserva una pequeña tabla (31,5 x 21,5 cms) fechable en torno a 1500-1510, copia de la famosa imagen de la Virgen de la Sopa, de Gerard David, cuyo original se encuentra en el Museo de Bellas Artes de Bruselas.




La crítica considera que es obra de algún discípulo del taller mismo de Gerard David, o de algún imitador suyo de la época pero, en todo caso, se trata de un muy buen pintor, que sabe transmitir el espíritu del maestro, y el resultado es una pieza de excelente calidad, que se sitúa en buen lugar dentro del conjunto de tablillas de este mismo autor y entorno llegadas a nuestros días. Sin duda alguna una buena restauración aportaría una preciosa información para tratar de centrar un poco mejor todas estas cuestiones.

Un Bautismo de Cristo, de maestro anónimo, en el Monasterio de Guadalupe

En el Monasterio de Guadalupe se conserva una preciosa tabla, prácticamente desconocida, que representa la escena del Bautismo de Cristo, y realizada por un maestro anónimo, que debió realizarla en las primeras décadas del siglo XVI, y que por las trazas demuestra ser obra de un pintor importante, que debía conocer el modelo de este tipo de representaciones, que suele considerarse que parte de la obra del pintor Gerard David.




A pesar de ello, el autor hace un trabajo muy original, en donde destaca en primer término el cuerpo semidesnudo de Cristo, de piel muy blanca, contrastando con la pose casi reverencial del Bautista, que lleva un manto rojo, como otra nota de color, mientras que el resto de sus vestidos, su piel incluso, así como el paisaje del fondo están realizados en tonos más apagados, probablemente más apagados por efecto del tiempo y seguramente una restauración les devolvería parte de su luminosidad, si bien seguirían destacando ese color blanco de Cristo y el rojo del citado manto.

sábado, 17 de noviembre de 2012

Las tentaciones de San Antonio, de un maestro anónimo, en el Museo de Bilbao

El Museo de Bellas Artes de Bilbao conserva entre sus fondos un curiosa tabla que probablemente se haya de situar en las primeras décadas del siglo XVI, obra de un pintor anónimo de calidad muy notable, como lo demuestra la soltura de un trabajo, en este caso nada convencional, de representación de ocho diablos-monstruos que rodean por todas partes a la figura de un San Antonio Abad, ascendiendo a los cielos, y tratan de arrastrarle consigo, incluso tirando de su larga barba, para evitar que pueda alcanzar la gloria.

La imagen deriva de un grabado hecho por el alemán Martín Schongauer (1441-1491), que situamos en compañía de esta pintura, con el fin de que se pueda comprobar su dependencia directa, así como también las diferencias de concepto más significativas entre ambas obras. Un ejemplar de este grabado se encuentra en el Museo Metropolitan de Nueva York (29,1 x 22 cms)



Ecce Homo, de Jan Mostaert, en el Museo de Burgos

El Museo de Burgos conserva una pequeña tabla con la representación del Ecce Homo, más conocido como <<Cristo de las lágrimas>>, procedente de Cerezo de Río Tirón, y atribuido normalmente al pintor Jan Mostaert (ca.1475-1556), un pintor de los Países Bajos del Norte, que llevó a cabo la parte principal de su producción en la ciudad de Haarlem.




Esta representación del Ecce Homo cuenta con otros ejemplos, en el catálogo de obras que en la actualidad se le atribuyen, seguramente debido al éxito del modelo, que también fue repetido por discípulos o imitadores de su obra. El cuadro actualmente en el Museo de Burgos es obra de muy buena calidad, lo que hace pensar que salió directamente de su mano, e igualmente destaca entre las distintas representaciones conocidas actualmente del modelo indicado.

La Anunciación, de Jan Provost, en el Santuario de Loyola

En el Santuario de Loyola, en Azpeitia (Gipuzkoa) se conserva una pequeña tabla (24,7 x 21,4 cms) atribuida por Elisa Bermejo a Jan Provost (ca. 1462/5-1529), que fecha en torno  a 1520-1525, con lo cual niega la tradición que dice que fue un regalo efectuado por la reina Isabel I de Castilla a Magdalena de Araoz, con ocasión de su matrimonio que se efectuó en 1498.

Sea cual sea el autor y la cronología exacta de la obra, se trata de una bonita composición, máxime por el reducido espacio con que se contaba para su representación, que demuestra la habilidad del pintor y el cuidado que pone en los detalles, en especial el bastón labrado en plata que porta el ángel, o su cinturón, o l pequeño jarrón con flores colocado sobre la mesilla.

Una inscripción en la parte superior hace alusión al hecho: <<Ave, gratia plena, Dominus tecum>>. Le sigue un anagrama que Elisa Bermejo indica ser una <<A>>, pero en realidad es algo más que eso, puesto que en un solo símbolo al menos las letras M, A, T, con lo que es una alusión a María, Madre de Dios. A continuación leemos: <<Ecce ancilla Domini. Fiat michi secundum verbum tuum>>. Elisa Bermejo omite la palabra <<verbum>>. Con lo cual, e incluído el anagrama, en la primera parte sencillamente leemos: <<Dios te salve, María, llena de gracia>>. Y a continuación la respuesta de María:  <<He aquí la esclava del Señor. Hágase en mí según tu palabra>>.

En la parte inferior del marco de la tablilla hay otra frase, que debe ser el lema de la familia nobiliaria representada por un escudo situado en el centro. Antes del escudo leemos: <<Pour quoy non>>, y después dice: <<Don ladrou>>. Elisa Bermejo leyó <<Jon ladrou>> pero nos parece ´que la primera letra de esta segunda parte es una D mayúscula; aunque no acertemos a comprender su significado salvo en la primera parte, en donde en francés dice: ¿Por qué no?.



viernes, 16 de noviembre de 2012

Tríptico de La Anunciación, de Joos van Cleve, en Santo Domingo de la Calzada

La catedral de Santo Domingo de la Calzada conserva un magnífico tríptico de buen tamaño (112 x 85 cms. de tabla central), cuya escena principal lo constituye una Anunciación en un interior con preciosa arquitectura y ornamentación del mobiliario y los vestidos del Ángel y de la Virgen, que fue fechado hacia 1515-1520 y atribuido por Elisa Bermejo al pintor Joos van Cleve (c.1485-c.1540), que trabajó en Amberes y formó parte de ese grupo de pintores manieristas y preciosistas que dieron fama a la ciudad durante varias décadas.

En el lateral izquierdo, y con enorme lujo de detalles y de paisaje, se representa a San Juan en Patmos; y en el lateral derecho encontramos la figura de San Jerónimo penitente. Pero o tanto o más destacables que estas dos figuras, es la escena en grisalla que encontramos en el reverso de ambos laterales, que constituyen una escena única, con la Misa de San Gregorio como motivo principal en la parte derecha, y en la izquierda figura en la parte baja un coro de cantores, frente a un cantoral, y en la parte alta vemos un gran órgano desde el cual una figura contempla el canto de sus compañeros.













El Juicio Final, de un imitador del Bosco, en Tudela

En la catedral de Tudela se conserva una tabla (70 x 76 cms) que representa la escena del Juicio Final, realizada en la primera en la primera mitad del siglo XVI por un imitador de El Bosco, por utilizar una referencia conocida, porque sin duda alguna este anónimo pintor, dotado de mucho menos arte e ingenio que aquel gran mestro, consigue unos resultados nada espectaculares, si bien la composición es correcta y en líneas generales no trabaja mal. Se ha pensado incluso en la posibilidad de que el autor pudiera ser un pintor aragonés, conocedor de pinturas o grabados que de algún modo transmitiesen el espíritu de los trabajos de El Bosco.








El retrato de Isabel I de Castilla, atribuido a Juan de Flandes, en el Palacio Real de Madrid

En el Palacio Real de Madrid se conserva un retrato de la reina Isabel I de Castilla, considerado obra de Juan de Flandes y pintado en los últimos años de su vida, seguramente entre 1501 y 1504, con el fin de destinarlo a la Cartuja de Miraflores, y colocarlo junto a los sepulcros de los padres de la reina.

La historia de esta pintura ha sido bastante azarosa y nadie mejor que Pilar Silva, en su obra <<Juan de Flandes>> para hacernos un detalle pormenorizado, pero baste decir que durante una gran parte del siglo XX su destino fue el Palacio del Pardo, pero no hace muchos años fue trasladada al Palacio Real de Madrid, para que figurase al lado del Retablo facticio compuesto por quince tablillas pintadas por Juan de Flandes, con asuntos de la vida de Cristo, que son uno de los mayores tesores de la pinacoteca palatina.

Esta última acción vino acompañada del traslado al Palacio del Pardo, y como compensación, de otro retrato similar de la reina Isabel, considerado por algunos también obra de Juan de Flandes, pero la mera comparación de ambas obras lleva fácilmente a pensar que en el mejor de los casos este segundo cuadro es una copia de calidad bastante menor que la primera citada. De modo que el retrato <<del Pardo>> ahora se halla en el Palacio Real, y el retrato <<de Palacio>> está en el Pardo, lo cual es bueno dejarlo claro, porque gran parte de la bibliografía existente, probablemente hasta la publicación en 2006 de Pilar Silva, dice exactamente lo contrario habida cuenta de la larga permanencia de ambas obras en sus anteriores destinos.

El actual retrato de Palacio Real es una tablilla de pequeñas dimensiones, si bien ha sido agrandada por los cuatro lados, con unas franjas en fondo negro, aunque a pesar de ello se advierte con bastante facilidad la diferencia entre la parte original y el añadido, y es obra de bastante calidad, pero dista bastante de los otros retratos actualmente atribuídos a Juan de Flandes, como el Retrato de una infanta, del Museo Thyssen, o los retratos de Juana I de Castilla y Felipe I de Castilla, conservados en el Museo de Viena, los cuales enlazarían mejor con el resto de la producción de Juan de Flandes, pero quizá no tanto como con algún otro retrato de familia, en esta ocasión el de Catalina de Aragón, hermana de las anteriores, igualmente conservado en Viena, pero considerado por la crítica como obra de Michel Sittow, el otro gran pintor de la corte de la reina Isabel, especializado en la realización de los retratos de familia.


Retrato de Isabel I de Castilla, en el Palacio Real de Madrid (antes en El Pardo), sin las adiciones laterales

El retrato de la reina Isabel, por tanto, bien podría ser obra de Juan de Flandes, bien podría serlo de un pintor castellano contemporáneo suyo y actualmente desconocido, pero, en todo caso, quizá fuera oportuno plantearse si los tres citados retratos, en especial el del Museo Thyssen, son realmente obra de Juan de Flandes, o encajan mejor entre la producción de Sittow...

A continuación comparamos el retrato que parece ser el original de los dos, actualmente en Palacio Real (izquierda), con la supuesta copia del mismo, actualmente en El Pardo llevada a cabo por otro pintor, coetáneo o posterior, pero que lleva a cabo un trabajo notablemente menor (derecha).
















miércoles, 14 de noviembre de 2012

La Adoración de los Magos, de Juan de Flandes, en Cervera de Pisuerga

La tabla de la adoración de los Magos, conservada en la iglesia de Santa María del Castillo, en la localidad palentina de Cervera de Pisuerga, está considerada como una de las obras más antiguas de la producción castellana de Juan de Flandes, y por esa causa se la sitúa en torno a 1496.

Es una tabla de buen tamaño (107 x 86 cms) en buen estado de conservación, sobre todo después de la restauración efectuada hace aproximadamente unos veinticinco años, si bien la parte inferior está totalmente perdida por deterioros sufridos a lo largo del tiempo, aunque se trataba de una zona en principio secundaria, razón por la cual seguimos pudiendo formarnos una perfecta idea del conjunto de la composición.

Centra la composición una preciosa imagen de la Virgen con el Niño, sentada en un sillón y como respaldo un dosel con tela decorada a la manera de las telas flamencas de la época, tal como vemos en la pintura de Flandes con tanta frecuencia, desde los bellos ejemplos proporcionados desde medio siglo antes por Jan van Eyck.












El retablo de Juan de Flandes, en el Palacio Real de Madrid

En el Palacio Real de Madrid se conserva un retablo formado por quince tablillas de madera pintadas por Juan de Flandes para la reina Isabel I de Castilla. Son el resto de un total de cuarenta y siete tablillas sueltas, que representaban otros tantos asuntos de la vida de Jesucristo, que quedaron a la muerte de la reina en el año 1504. Otras doce tablillas se conservan en museos europeos y americanos. Las otras veinte al parecer se han perdido.

En la actualidad las quince tablillas están distribuídas en forma de tríptico, de manera que en la parte central hay ubicadas nueve, en columnas de a tres; y cada una de las dos alas laterales alberga una columna de otras tres.

Las tablillas son de pequeño tamaño (en torno a 21 x 16 cm cada una), y por su calidad técnica y belleza están consideradas como las piezas más delicadas de la relativamente abundante producción de Juan de Flandes, pintor que trabajó al menos entre 1496 y 1504 como pintor de cámara de la reina Isabel, y tras su fallecimiento continuó realizando trabajos importantes en distintas ciudades castellanas, destacando especialmente las tablas pintadas para el altar mayor de la catedral de Palencia. Sin embargo de su formación y su etapa anterior en Flandes, antes de ser contratado por la reina de Castilla se desconoce absolutamente todo, incluso su apellido real.



Imagen del retablo en su actual disposición












martes, 13 de noviembre de 2012

Tríptico de la Adoración de los Magos, de Isenbrandt, en Ojacastro

El tríptico de la Adoración de los Reyes Magos, (53 x 100 cms) conservado en la iglesia parroquial de Ojacastro (La Rioja), es una obra muy interesante, atribuída por Elisa Bermejo al pintor Adrián Isenbrandt (ca.1485 - 1551) hacia el año 1530, es decir, cuando aún se nota bastante la influencia de Gerard David, alguno de cuyos modelos, especialmente el ángel del lateral izquierdo, tomaría Isenbrandt para la ejecución de este trabajo.

Mucho más adelante Isenbrandt conseguiría un estilo más propio, en donde la técnica italiana del "sfumatto" se materializaría en muchos de sus cuadros, constituyendo un elemento que en algunos casos sirve para identificar sus obras, o las de su entorno más próximo.

Por encontrarse en una población de pequeño tamaño este tríptico es muy poco conocido, si bien por su indudable calidad mereció formar parte de la exposición <<Las tablas flamencas en la ruta Jacobea>> celebrada en 1999, a través de cuyo catálogo se dieron igualmente a conocer un buen número de piezas existentes fuera de los grandes circuitos turísticos, de no menor importancia.



Tríptico de la Misa de San Gregorio, de Isenbrandt, en Santo Domingo de la Calzada

La catedral de Santo Domingo de la Calzada conserva un importante tríptico, atribuído por Elisa Bermejo al pintor Adrián Isenbrandt ( ? - 1551), activo en la ciudad de Brujas y seguidor del estilo de Gerard David, a quien no superó en fama pero su trabajo por lo que parece desprenderse del catálogo de obras que se le atribuyen, pues al parecer no dejó ninguna firmada, tiene un calidad más que indudable.

El tríptico es de considerables dimensiones (158 x 123 cms. de tabla central) y tiene como motivo principal la Misa de San Gregorio, en la que participa, discretamente arrodillado junto a la parte inferior del lateral derecho el eclesiástico donante que costeó la obra. Esta tabla central está muy bien compuesta y es prueba de la calidad de Isenbrant, caracterizado por sus tonalidades oscuras, aumentadas por los barnices y el paso del tiempo.

En el ala izquierda, de cuerpo entero y en primer plano está representada la figura de San Antonio Abad, con los atributos que le identifican, y en el ala derecha está representado del mismo modo Santo Domingo de la Calzada, una figura muy poco frecuente, o desconocida, en la pintura flamenca, lo que da a entender con claridad que el encargo se hijo adrede para colgarlo en alguna capilla castellana en donde la devoción al santo fuera una realidad.




En el reverso de las alas y sobre un fondo granate, destacan las imágenes en grisalla de la escena de la Anunciación. A la izquierda en Ángel, y a la derecha la Virgen María. También tienen bastante calidad, pero hay detalles, como los pedestales sobre los que se sustentan, así como otros detalles secundarios que hacen pensar en una posible participación de alguna mano menos experta.


lunes, 12 de noviembre de 2012

Tríptico de la Crucifixión, de Wrancke van der Stockt, en el Prado

Wrancke van der Stockt vivió aproximadamente entre 1420 y 1495, y fue discípulo directo de Roger van der Weyden, como se muestra claramente en las obras que constituyen actualmente su catálogo, en donde sin llegar a la perfección del maestro demuestra unas habilidades y unas calidades que debieran haberle permitido ser mucho más conocido y valorado por la crítica y el público en general.

Actualmente se conservan en España tres de sus obras principales y, seguramente, este tríptico de la Redención, de grandes dimensiones (195 x 172 cms) y perteneciente a la colección de primitivos flamencos del Prado, puede considerarse su obra maestra. Se halla documentado desde el siglo XVI en España, y fue donado al convento de Nuestra Señora de los Ángeles, de Madrid, desde el que pasó en el siglo XIX al Museo de la Trinidad y de éste al Prado. Se encuentra en buen estado de conservación.

La tabla lateral izquierda está dedicada a la Expulsión del Paraíso; la gran tabla central a la Crucifixión; y la tabla lateral derecha al Juicio Final. En los reversos de estas tablas laterales y en grisalla figura la escena de La Moneda del César. Las tres tablas del tríptico abierto muestran junto a las escenas centrales otras muchas de pequeño tamaño relativas a la Creación del Mundo, los Sacramentos, las Obras de Misericordia, y pasajes de la Vida de Cristo.


http://www.museodelprado.es/imagen/alta_resolucion/P01888.jpgr









http://www.museodelprado.es/imagen/alta_resolucion/P01889.jpg







http://www.museodelprado.es/imagen/alta_resolucion/P01891.jpg






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Retrato de una infanta, en el Museo Thyssen ¿Juan de Flandes o Michel Sittow?

En la colección de primitivos flamencos del Museo Thyssen hay un bellísimo retrato de una infanta de Castilla, tal vez Catalina retratada con motivo de su compromiso matrimonial con el rey de Inglaterra.

Podría decirse que hay unanimidad en la crítica, a la hora de atribuir la autoría a Juan de Flandes, pero ¿es realmente así?. La obra de Juan de Flandes es amplia y su calidad fuera de toda duda pero, este retrato, así como los otros dos conservados en el Museo de Viena igualmente atribuídos a este autor se alejan bastante de su estilo. En cambio, cuando analizamos la obra Michel Sittow, caracterizada principalmente por sus retratos, este retrato del Thyssen parece encajar mejor con la definición de las formas y la firmeza del trazo de sus obras.

http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_obra/323



domingo, 11 de noviembre de 2012

La Virgen del árbol seco, de Petrus Christus, en el Museo Thyssen

Una pieza muy destacable de la colección de primitivos flamencos del Museo Thyssen, es la tablilla, casi una miniatura (17,4 x 12,4 cms), que representa a la Virgen María con el Niño, pero se llama <<del árbol seco>> en alusión a la cofradía de ese mismo nombre, de la ciudad de Brujas, de la que formó parte el autor.

Por eso la Virgen, en pie, se halla sobre el árbol, encima del tronco, en el hueco en donde se produce la división de las ramas, simbolizando que el nacimiento de Cristo supondrá la redención de la Humanidad, y el árbol marchito tras la comisión del pecado original volverá a florecer.


http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_obra/428


La Virgen con el Niño, de Petrus Christus, en el Prado

Petrus Christus adquirió la ciudadanía en Brujas en el año 1444, momento a partir del cual se le documenta hasta 1463, pero se desconoce donde se formó, o si trabajo en el taller de algún otro pintor con anterioridad a la etapa documentada.

La pequeña tabla (49 x 34 cms) del Museo del Prado que representa a la Virgen con el Niño en un interior, es una preciosa muestra de su arte, incluso con el error de pintar un edificio a partir de la columna derecha del arco central que enmarca a las figuras, y justo al otro lado de la columna continua pintando el paisaje de fondo.

Este autor se convirtió en la personalidad más significativa de la pintura en la ciudad de Brujas tras el vacío dejado por Van Eyck, pero su estilo es totalmente distinto, las tonalidades más sobrias, más apagadas, y sin restarle importancia está muy lejos de su predecesor, que había dejado una huella muy difícil de borrar.


http://www.museodelprado.es/imagen/alta_resolucion/P01921.jpg


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